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martes, 23 de agosto de 2016

Socorro de la plaza de Constanza



Este cuadro celebra la liberación de la plaza suiza de Constanza del sitio a que estaba siendo sometida por las tropas suecas del general Horn, que pretendían cortar la comunicación de las tropas imperiales con las españolas de la Valtelina y del Milanesado. Junto a La expugnación de Rheinfelden El socorro de Brisach es uno de los tres cuadros que conmemoraron en el Salón del Reinos las victorias del ejército de Alsacia, mandado por don Gómez Suárez de Figueroa, duque de Feria, en 1633. La elección de estos hechos de armas, que tuvieron lugar pocos meses antes de que se decidiera el programa del Salón, respondió, sin duda, como han señalado Brown y Elliott, al deseo del conde-duque de presentar 1633 como un nuevo annus mirabilis, buscando reforzar su posición. Los mismos autores han subrayado que el conde-duque podía atribuirse, en cierto modo, las victorias del duque de Feria, ya que la iniciativa de formar el ejército de Alsacia con el fin de expulsar a los suecos y sus aliados de las márgenes del Rin superior había sido suya, y también había sido él quien había conseguido los medios económicos para la empresa. En el lienzo, el duque de Feria aparece en el primer plano, a caballo, sobre una elevación del terreno, ocupando prácticamente la mitad izquierda del lienzo. Viste media armadura, valona tiesa transparente y sombrero empenachado, y luce la banda roja de general. Mira hacia el espectador ostentando en la mano izquierda la bengala o bastón de mando. A su lado corre un paje de lanza, y tras él aparece un grupo de caballeros con armadura entre los que es posible que esté representado el teniente general Geraldo Gambacurta, que mandaba la caballería. Al fondo aparece la ciudad de Constanza, en el lago del mismo nombre, y en los planos intermedios se desarrolla la batalla, con diversos reductos militares y las tropas de infantería y caballería recorriendo el campo. La apariencia del duque de Feria es, lógicamente, la misma que presenta en La expugnación de Rheinfelden. No parece, sin embargo, que Carducho pudiera retratarlo del natural para la ocasión, ya que el duque murió, inesperadamente, en enero de 1634, en una fecha en la que la serie de lienzos de batallas estaría ya planificada, pero en la que probablemente aún no se habían efectuado los encargos a los pintores que participaron en ella, que debieron formalizarse en la primavera de 1634. En el caso de Carducho, el único documento publicado hasta ahora sobre su participación en el programa es una carta de pago, de 29 de julio de 1634, por la que sabemos que recibió 400 ducados a quenta de lo que huviere de haver por los quadros que pinta para adorno del quarto Real del buen Retiro. Como signo de su alta posición en la corte, solo oscurecida por la de Velázquez, Carducho fue el único pintor al que se encargaron tres lienzos de batallas para el Salón de Reinos. Es probable, por otro lado, que la participación de su discípulo Félix Castelo se debiera a su influencia. Quizá como muestra de orgullo, fue el único artista que firmó y fechó todos sus cuadros, identificando además, en las cartelas, la batalla representada y el general protagonista de ella .

Fuente:

El Palacio del Rey Planeta. Felipe IV y el Buen Retiro, Museo Nacional del Prado, 2005, p. 142).

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