El hecho representado es la defensa y recuperación de la bahía de Puerto Rico ante el ataque, en septiembre de 1625, de una escuadra holandesa mandada por el almirante Balduino Enrique (Boudewijn Hendrickszoon). Contando con diecisiete naves y un nutrido cuerpo de desembarco, los holandeses entraron en la bahía el 25 de septiembre, y en los dos días siguientes ocuparon el espacio comprendido entre la ciudad y el castillo de San Felipe, defendido por el gobernador don Juan de Haro. El sitio del castillo, batido por la artillería holandesa desde la torre del Cañuelo y el alto llamado del Calvario, duró 28 días, y finalizó, tras negarse Haro por dos veces a la rendición y ser incendiada la ciudad por los holandeses, el 22 de octubre, día en que una salida de la guarnición española, al mando del capitán don Juan de Amézqueta, con grande riesgo, el agua a la cinta, obligó a los holandeses a reembarcar, según relato Gonzalo de Céspedes y Meneses en su Primera parte de la historia de don Felipe III, rey de Españas, publicada en 1631. El episodio terminó al abandonar los holandeses el puerto el 3 de noviembre, dejando tras sí 400 muertos y una nave de 500 toneladas con 30 piezas de artillería que quedó encallada. Según muestran las cartas de pago y el propio testamento de Cajés, el pintor quedó encargado de realizar dos cuadros de batallas para el Salón de Reinos, por los que recibiría 700 ducados: esta obra y otra con La expulsión de los holandeses de la isla de San Martín por el marqués de Caldereita (desaparecido desde la Guerra de la Independencia tras ser seguramente sustraído por Sebastiani o algún otro general francés). Pese a que este último estaba, según Cruz y Bahamonde, firmado y fechado en 1634, parece seguro que Cajés, que murió el 15 de diciembre de ese año, no llegó a hacer, por sí solo, ninguno de ellos y que dejó al menos uno sin terminar. El 1 de Marzo de 1635, el pintor Antonio Puga declaró en su testamento que había trabajado en casa de Cajés, por orden de éste, en los cuadros del Salón de Reinos, y, el 14 de abril del mismo año, Luis Fernández recibió 800 reales por haber acabado el cuadro de pintura que dejó comenzado Eugenio Caxés. Como han hecho notar Angulo y Pérez Sánchez, lo más probable es que Puga trabajara en ambos lienzos realizando los paisajes y que Fernández se encargará de terminas los primeros términos de uno de ellos, quizá de éste, si es verdad que el otro estaba firmado en 1634. Los mismos autores han señalado que la factura de este lienzo no encuentra paralelo en la producción de Cajés, y han sugerido la posibilidad de que la composición fuese proporcionada por Carducho. Los personajes del primer término son, con seguridad, el gobernador Juan de Haro, y probablemente, Juan de Amézqueta, quien comandó la salida del fuerte. Tras ellos aparecen las tropas españolas empujando a los holandeses hacia el mar y varias naves enemigas. Una de ellas, con la bandera tricolor de los Países Bajos en su arboladura, debe ser la que quedó encallada. En tierra se muestra el caserío incendiado por los holandeses. Se ha señalado que el fondo presenta un sorprendente parecido con el paisaje real. Este lienzo es uno de los cincuenta cuadros elegidos durante la Guerra de la Independencia para el Museo Napoleón. Devuelto de Francia el 10 de junio de 1816, entró en el Museo en 1827.
Fuente:
El Palacio del Rey Planeta. Felipe IV y el Buen Retiro, Museo Nacional del Prado, 2005, p. 144.
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