Que las guerras fueran en el centro-norte de Europa no significó el alejamiento total de las tropas, pues en los reinos italianos mantuvieron el papel de baluartes contra turcos y berberiscos que se veían desde comienzos de la centuria. Esto implicó una acción defensiva y la participación de muchos de sus soldados en operaciones marítimas frente los infieles. Estas guerras, las de Flandes, dieron a Italia una función de adiestramiento y preparación de los soldados antes de ser enviados a los Países Bajos. El ducado de Milán estaba situada estratégicamente entre España y Países Bajos, convirtiéndose Italia en el centro de la principal vía terrestre. Muchas de las plazas italianas incrementaron su atractivo para los soldados que no deseaban ir a Flandes, que encontraron en ella un medio de vida, e incluso para algunos de promoción o de cierta prosperidad económica.
Los soldados españoles tenían muchos objetivos. Podría ser el lugar ideal de Flandes, por lo que Italia no dejaría de ser un lugar y etapa de paso.
Con frecuencia, desde Flandes se pedía refuerzos unidades militares al ducado de Milán o a los reinos de Sicilia y Nápoles, pero en el siglo XVI solía respetarse la voluntariedad, lo que hacía difícil que alguien acabara en una zona de guerra en contra de su voluntad.
Numerosos soldados españoles se alistaron en Milán, había veces que el Castillo de Milán quedaba sin mucha guardia debido a que marchaban a Flandes a combatir.
En conclusión, Italia fue el comienzo de la época gloriosa de los Tercios debido a la Batalla de Ceriñola que se convirtió en el inicio de la hegemonía que España impuso en los campos de batalla europeos. Además, como vemos más arriba un territorio de paso o medio de vida.
Fuentes:
Desperta Ferro, Los Tercios en el Siglo XVI.
Fuentes:
Desperta Ferro, Los Tercios en el Siglo XVI.
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