Antes de que los soldados se
reagruparan formando los tercios, estos y sus antepasados lucharon durante
siglos contra los moros finalizando en la Guerra de Granada culminando la
Reconquista. En España todos iban a la guerra, desde los reyes, pasando por
nobles hasta los más vulgares campesinos.
Al acabar la Reconquista el
escenario bélico cambió y la amenaza venía del Norte. Entonces, Fernando el
Católico dictó que cada pueblo tuviera uno de cada doce hombres hábiles por si
el rey los llamaba a la guerra. Estas primeras formaciones defendieron Cataluña,
Navarra o Nápoles, además de conquistar plazas en el Norte de África.
La ordenanza de 1495 establecía
el proceso de reclutar y pagar a una serie de compañías durante un tiempo
limitado siempre que hubiese amenaza. Por ejemplo, en el conflicto con Francia
sobre la hegemonía de Italia, la corona tuvo que mantener permanentemente
fuerzas en Sicilia, Nápoles y Milán. Tras la larga permanencia de estas tropas,
el ejército no fue una institución hasta 1534. En los campamentos había
soldados de muchas naciones: alemanes, valones, croatas, italianos… La cuarta
quinta parte de estos ejércitos eran soldados de infantería y el resto a
caballo.
En 1534, la infantería sufre una
nueva variación, creándose los tercios, que se compone de tres coronelías y
estas a su vez en cuatro compañías.
Estas unidades fueron flexibles con hombres que se
adaptaban a las disposiciones reales de cada momento. Los Tercios estaban
formados entre 15 y 20 compañías de unos 300 hombres cada uno que podían llegar
a formar 3.500 soldados, pero estas cifras eran teoría. Las compañías no
superaban los 150 hombres y el tercio no pasaba de 1.500 hombres. Pocos
combatientes han tenido más confianza en sí mismos que la infantería española
de los tercios, soldados veteranos que se tenían por la mejor fuerza del mundo.
La temible eficacia de los
Tercios era la combinación de armas blancas, como la pica y la espada, con
armas de fuego, como el arcabuz y mosquete. Fue una estrategia muy innovadora y
avanzada en su época. Se formaban escuadrones de picas flanqueados por mangas
de arcabuceros. Esta agrupación fue heredada del modelo suizo que acabó con el
predominio de la caballería pesada en el campos de batalla. Pero los tercios
mejoraron la estrategia suiza al fragmentarse ya que podían formar escuadrones
menores y más móviles.
Fuentes:
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