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domingo, 11 de septiembre de 2016

La Virgen de Empel, por Ferrer-Dalmau



Ferrer-Dalmau,con la ayuda del historiador David Nievas Muñoz como asesor histórico, ha llamado a este cuadro «La virgen de Empel» queriendo transmitir al público el frío que (en pleno diciembre) sintieron aquellos soldados mientras excavaban las trincheras. Un helor que queda patente en la forma en la que se cubren con las capas. Tampoco ha pasado por alto la miseria que vivían en aquellos días los hombres de los tercios, que sobrevivían sin casi comida y con unas ropas viejas y raídas.

Con todo, y además de los combatientes españoles, la verdadera protagonista de la obra no es otra que la tablilla de la Virgen. Una imagen de la que emana cierto calor divino y que cuenta con mucha historia. Y es que, después de la victoria, fue paseada por la infantería española por diferentes iglesias para dar a conocer a todo el mundo la victoria.

«La tabla permaneció en Empel hasta la IIGM, cuando los alemanes bombardearon el pueblo hasta reducirlo a escombros. La obra, salvada de la destrucción, acabó en la parroquia de San Landelino de Bolduque, mientras que se erigió en Empel un memorial en recuerdo a la destrucción del pueblo, y junto a él una capilla donde se expone una escultura de la Inmaculada», determina Nievas.

El pintor de batallas tampoco ha dejado a un lado en este cuadro su minuciosidad en lo que ha vestimenta y armamento se refiere. Así pues, es posible ver en el lienzo a un militar con la tradicional banda roja que el Ejército llevaba para diferenciarse del enemigo. Una insignia que los piqueros (o, los sargentos -armados con alabarda-) solían llevar en el asta de sus armas y que se mantuvo hasta el siglo XVII, cuando se empezaron a usar (por reglamento) algunas casacas de ese mismo tono.

«Ferrer-Dalmau representa en ésta escena a varios soldados vestidos con la moda militar de la época de Alejandro Farnesio y la “Felícisima Armada”. Un oficial con gola blanca y la banda roja cruzada al pecho, acompañado por un sargento con su alabarda, supervisa el hallazgo de los tres soldados, que retiran la tabla del barro con sorpresa y cuidado. No vemos aquí chambergos, botas francesas ni pantalones venecianos, como en la época de Felipe IV, si no sombreros de castor o de copa redonda, borceguíes y gregüescos altos», añade el historiador.

Para más información sobre el Milagro de Empel pinchad aquí.

Fuente:

http://www.abc.es/cultura/abci-cuando-dios-helo-aguas-para-salvar-tercio-espanol-desde-perspectiva-ferrer-dalmau-201608161236_noticia.html

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