Casi dos siglos después de haber estado ignorando su nombre y su importancia en la historia del Imperio Español, nuestro país reconoce su deuda con el almirante Blas de Lezo, cuya estatua fue
solemnemente inaugurada en Madrid, con presencia de S. M. el Rey Juan
Carlos I (noviembre de 2014).
Tuerto, manco y cojo por heridas de guerra, Blas de Lezo es un no de los más destacados marinos de la historia española. Los ingleses lo conocían por el sobrenombre de Pegleg Admiral (Almirante Pata de Palo). Decían que era el mismo diablo. Su intervención en la defensa de Cartagena de Indias cambió el curso de la historia. El sueño del rey Jorge II de conquistar el imperio español y forjar una América británica y anglicana bajo el poder de su corona, se esfumó ante la “organización y la puntería” de quien combatió a la Armada inglesa con fuerzas que representaban una décima parte de las mismas. Las medallas que, atribuyéndose la victoria, Inglaterra había acuñado antes de la batalla tuvieron que quedar encerradas bajo siete llaves.
Tuerto, manco y cojo por heridas de guerra, Blas de Lezo es un no de los más destacados marinos de la historia española. Los ingleses lo conocían por el sobrenombre de Pegleg Admiral (Almirante Pata de Palo). Decían que era el mismo diablo. Su intervención en la defensa de Cartagena de Indias cambió el curso de la historia. El sueño del rey Jorge II de conquistar el imperio español y forjar una América británica y anglicana bajo el poder de su corona, se esfumó ante la “organización y la puntería” de quien combatió a la Armada inglesa con fuerzas que representaban una décima parte de las mismas. Las medallas que, atribuyéndose la victoria, Inglaterra había acuñado antes de la batalla tuvieron que quedar encerradas bajo siete llaves.
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