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sábado, 19 de marzo de 2016

Alejandro Farnesio

Alejandro Farnesio, Duque de Parma y militar al servicio de España era hijo de Ottavio Farnesio, duque de Parma, y de Margarita de Parma, hija natural de Carlos I. Siendo adolescente pasó a la corte de España, donde se educó; en 1565 casó con la princesa María de Portugal, nieta de Manuel I el Afortunado. Como militar al servicio de la Corona española, destacó en la defensa de las posesiones hispanas en los Países Bajos. Algunos dicen que a Farnesio, que era italiano, no le gustaban los españoles, pero en cambio, los españoles le tenían fe y lo adoptaron como suyo.

 
En 1571 participó, como lugarteniente de don Juan de Austria, en la decisiva batalla que la flota de la Liga Santa sostuvo en Lepanto contra la turca. Seis años más tarde, don Juan de Austria lo puso al frente de los tercios de Italia, con los cuales emprendió la campaña de Flandes para que aprendiera a guerrear. Alejandro Farnesio derrotó a los sublevados en Gembloux y recuperó las provincias católicas meridionales.
 
 

 
En 1578, Felipe II confirmó la decisión tomada poco antes de morir por su hermanastro, Juan de Austria, de nombrar a Alejandro Farnesio gobernador de los Países Bajos. En el desempeño de este cargo, sus tropas ocuparon Maastricht y negoció con los católicos valones el tratado de Arras (1579), por el cual se confirmaba la vigencia del Edicto Perpetuo firmado dos años antes, que establecía, entre otros puntos, el reconocimiento de Felipe II como rey, el mantenimiento de la religión católica en todos los estados generales y la retirada de los tercios españoles de los Países Bajos.
 
Farnesio no tenía los complejos de dos Juan de Austria ni a menos intención de contemporizar con los herejes, de modo que en muy breve plazo conquistó casi todos los Países Bajos.
 
Farnesio, que se había negado a ceder el poder político a su madre, según el deseo de Felipe II, no pudo mantener el sitio de Cambrai y cedió Amberes al año siguiente. La larga guerra que siguió, durante la cual murió Alençon y fue asesinado el duque de Orange, concluyó en 1585 con la ocupación de Bruselas y Gante y la recuperación de Amberes por las fuerzas de Farnesio, lo cual supuso la incorporación de Flandes y Brabante a la causa de las provincias del Sur.
 
En 1586, al morir su padre, heredó los ducados de Parma, Plasencia y Guastalla, pero cedió su administración a su hijo Ranuccio para continuar en Flandes. Un año más tarde se enfrentó con éxito a una fuerza inglesa mandada por el duque de Leicester, que había acudido en ayuda de la Unión de Utrecht. Sin embargo, el desastre de la Armada Invencible debilitó su posición y comprometió el poder español en la zona. Aun así, en 1590 pasó a Francia en ayuda de la Liga Católica y derrotó al ejército de Enrique IV en la batalla de Ligny, después de haberlo obligado a levantar el asedio de París.
 
Inmediatamente después debió acudir en auxilio de Nimega, sitiada por las tropas de Mauricio de Nassau. Tras liberarla, las hostilidades continuaron extendiéndose en los distintos frentes y cada vez se le hizo más difícil mantener los territorios, dado el agotamiento de sus tropas y el mayor peso de la ayuda inglesa a los rebeldes. En 1592, su ejército liberó Ruán, cercada por el ejército francés de Enrique IV, al que venció de nuevo en la batalla de Aumale, con lo que aseguró el abastecimiento de París.
 
Vivió con gran salud hasta que le comenzó la hidropesía y la conservó entre infinitos trabajos con sobriedad y ejercicio. En el rigor del invierno oía misa con velas  de paz cundo aún no había luz y en oyéndola salía al campo a pie o a caballo; eso si por ser tiempo lluvioso no bajaba al juego de la pelota, que jugaba con agilidad. En tiempo  de paz iba de buena gana a los festines y danzaba bien. Dejó a su hijo más reputación que dinero, pues contra la opinión común sus criados hubieron de aguardar a que se vendiera su habitación para poder salir de Flandes con sus huesos.
 
La verdad es que Farnesio era un superdotado y como tal, un jefe absorbente que no daba mucha iniciativa a sus subordinados,. En otras palabras, Farnesio era una jefe extremadamente competente y perfeccionista cuyo influjo anulaba la capacidad de asumir responsabilidades de los demás, con lo que no dio ocasión a que aprendieran, incluso equivocándose, los generales que habrían de sucederlo. De lo que no cabe duda es de que fue un fiel cumplidor de su deber que estuvo en su puesto hasta el último momento. Murió a la edad de cuarenta y ocho años, abrazado a un crucifijo, y mandó que lo enterrasen en Parma, junto a la puerta de la iglesia, para que lo pisasen todos.
 
 Fuentes:   
 
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/f/farnesio.htm

 
Tercios de España: La infantería legendario. Fernando Martínez Laínez y José María Sánchez de Toca.
 

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