Francisco de Melo capitán general de los Tercios de Flandes estableció un cerco en torno a Rocroi con un ejercito de 22.000 hombres y 24 cañones, que esperaban un refuerzo de 3.000 hombres mas, y 1.000 jinetes. Hacia allí se dirigió el ejército francés compuesto por una tropa algo superior 16.000 hombres, 7.000 jinetes y 24 piezas de artillería. Ambos ejércitos dispusieron la artillería en el frente, la infantería en el centro, y la caballería guardando los flancos. Las tropas españoles convencidas de que el ejercito francés solo quería socorrer la ciudad se desplegaron de forma muy poco eficaz.
Sabedores de esto, los
franceses lanzaron un ataque duro de caballería esa misma noche a las 3 de la
mañana contra los flancos españoles con el fin de envolverlos pero ambos se
mostraron impasibles ante el ataque y causaron grandes bajas entre la caballería
gala. Cuando la caballería francesa se comenzó a retirar de forma desordenada la
caballería española contraatacó, llegando incluso a capturar piezas de
artillería francesa. En ese momento la victoria parecía cercana pero Melo no vio
necesario completar el ataque con el avance de infantería y se perdió la
oportunidad de acabar con la batalla. El ataque se vio insuficiente y la
caballería francesa pronto se reorganizó enviando un nuevo ataque sobre las
filas españolas. Los jinetes españoles de Albuquerque aguantaron hasta dos
embestidas francesas, pero finalmente sucumbieron en el tercero y se retiraron
de forma caótica. No obstante, para parar el avance francés, salieron 5
escuadrones de infantería que frenaron en seco a los caballos
galos.
Para aliviar el peligro sobre
el flanco izquierdo el propio Melo cabalgo reagrupando a la caballería y
reuniéndola para establecer de nuevo el frente y liberarlo del acoso francés,
pero entonces la infantería gala apoyó a su caballería y los jinetes españoles
se disolvieron finalmente. Una vez la caballería estaba fuera de combate, los
tercios valones y alemanes que guardaban el flanco se retiraron pues no podían
soportar el empuje enemigo. Al menos, en una rápida acción y con las fuerzas
francesas despistadas el ejercito español logró capturar las piezas de
artillería francesas lo que a pesar de perder prácticamente por completo su
flanco izquierdo, les daba una gran ventaja. Fue entonces cuando el ejército
francés en una maniobra tan arriesgada como sorprendente atravesó con la mayoría
de su caballería el centro español, separando a los veteranos tercios españoles,
que eran el corazón y pilar fundamental de su ejército, de los tercios
italianos, alemanes y galones. Además también logro acabar con casi toda la
caballería que quedaba al ejército español.
Tras ver esto los tercios
italianos comenzaron a retirarse, pero Melo que esperaba la llegada de refuerzos
ordenó a los tercios españoles resistir. No obstante la desbandada de gente
pronto llegaría hasta los refuerzos que viendo el curso de la batalla decidieron
no acudir. Aquí comienza la parte mas épica de la batalla, los 5 tercios
españoles que quedaban formaron un rectángulo en posición defensiva. Las cargas
francesas comenzaron, las dos primeras de caballería fueron arrasadas, la
combinación de mosquetes y picas era letal para la caballería, y los tercios
españoles eran maestros de esas artes. Hay que recordar que sus soldados estaban
curtidos en mil batallas, gente que no gustaría a uno tener enfrente en una
reyerta. Para la tercera carga los cañones españoles ya no tenían municiones
pero aun así, los tercios la consiguieron repeler. Lo mismo ocurrió con otras
dos cargas más. Los tercios se estaban mostrando implacables a pesar de las
brechas abiertas por la caballería francesa. La formación no se rompía y los
españoles se agarraban a la vida. La sexta carga fue de infantería que había
recuperado sus piezas de artillería y comenzaron a disparar sobre la formación
española. Tras esto tan solo quedaron los tercios de Garciez y Villalba a los
que se les unieron los supervivientes de los demás.
No obstante los altos mandos
franceses temían de los refuerzos que supuestamente se aproximaban y decidió
ofrecer una rendición honrosa a las maltrechas tropas españolas. Las condiciones
del acuerdo eran muy ventajosas para España dado el estado de la
batalla. Garciez capituló, no
haciéndolo así el de Villalba que aunque resistió más tiempo al final si acabó
aceptando la rendición honrosa.
Las bajas en esta batalla
fueron graves para ambos ejércitos pero el rendimiento propagandístico que
obtuvo Francia de la batalla fue terrible y elevó la moral de su ejército. Es
importante también destacar que Rocroi es la batalla que se considera como el
inicio de la decadencia de los tercios, que aunque bien es cierto que ganaron
más batallas, sus equipamientos y medios de combate comenzaron a quedarse
obsoletos, y pronto el coraje, la valentía y el buen hacer de los soldados
españoles no fue suficiente para suplir su obsolescencia, no obstante los
tercios aun dieron guerra en Europa durante muchos
años.
Fuente: http://www.batallasdeguerra.com
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