Pulse la imagen para adquirir el ejemplar.
Este
excelente libro lo podemos dividir en varias etapas, más un epilogo a modo de
revivals por parte de los sueños imperiales españoles. A saber:
a) el
Descubrimiento y Conquista del Imperio. Aquí comenzamos nuestra gesta de la
mano de las aguerridas y quiméricas tropas de Hernán Cortés todo ello trufado
con las grandes leyendas que hicieron grandes a aquellos hombres: La marcha a
Tenochtitlan, la aciaga Noche Triste, o la apabullante derrota de los mexicas
en la Batalla de Otumba, que abrió de par en par aquellas ricas tierras
circundadas por dos Océanos.
b) La consolidación de Nueva España y su
Administración. Ya es tiempo de abandonar un poco las armas y reordenar aquel
territorio tan vasto como los de la Europa del Emperador Católico. Aquí podemos
observar página a página cómo se ordenó aquel reino de la mano de otros grandes
como son los virreyes. Aunque no abandonamos los cantos de Marte, como por
ejemplo la Guerra de Mixtón, el territorio ya esta conquistado y ya es hora de
que las gobernaciones, las audiencias y los diferentes regidores tomen posesión
para el bien de la corona.
c) La Emancipación de la Colonia. Los siglos han ido
pasando y parece que todo esta de acuerdo a las conveniencias imperiales, pero
ya a partir del siglo XVIII nuevos aires empiezan a surgir por el antaño reino
de los mexicas. Tras la invasión napoleónica en 1808, el débil cordón se corta
y la tormenta independentista se produce tras el gobierno de José de
Iturrigaray y el mítico Grito de Dolores hinchado por el famoso Miguel Hidalgo.
Incursiones, como las de Morelos y Mina el
Mozo, y sangrientas batallas entre hermanos producen que nos
precipitemos en una muerte anunciada con una nueva Numancia: San Juan de Ulúa,
el último reducto donde las bombas de Veracruz hicieron temblar por última vez
las banderas españolas en espera de que un joven brigadier Isidro Barradas
quisiera dar la vuelta al destino intentando conquistar de nuevo México para
Fernando VII;
d) Y finalmente asistimos en esta obra a un epílogo donde España
quiso reverdecer laureles épicos de la mano de la Expedición de 1861 donde
ingleses, franceses y españoles con Prim a la cabeza hicieron desfilar por
última vez a sus tropas en pos del trágico Emperador Maximiliano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario