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jueves, 30 de junio de 2016

Batalla de Fleurus

La Batalla de Fleurus del 29 de agosto de 1622 fue una lucha entre el ejército de España y las potencias protestantes del Sacro Imperio durante la Guerra de los Treinta Años. La sangrienta batalla destrozó las fuerzas protestantes y dejó a los españoles como señores absolutos de aquellas tierras.


Después del fracaso en intentar liberar Heidelberg, asediada por el ejército del Conde TillyFederico V del Palatinado decidió disolver su ejército. El 13 de julio de 1622, el contrato fue cancelado por los ejércitos parados de Mansfeld y los holandeses alquilaron los servicios de Cristián de Brunswick para ayudar a aliviar el sitio de Bergen-op-Zoom.
El ejército protestante partió de Alsacia y a paso rápido cruzando el norte de Francia, entrando en los Países Bajos Españoles a través de Henao.
El ejército español en Flandes, bajo el mando de Ambrosio Spínola, ocupó durante el sitio de Bergen-op-Zoom, una ciudad en el estuario del río Escalda, que estaba en una peligrosa situación. Mientras los refuerzos holandeses se reunían al este de Breda, se preparó para una invasión desde el sur. Estuvo en peligro de quedar atrapado entre los dos ejércitos enemigos, pues su línea de retirada hacia Amberes estaba bloqueada por el ejército alemán invasor. Gonzalo Fernández de Córdoba, comandante del ejército español en el Palatinado, fue reclamado a toda prisa para detener a este ejército. Fernández de Córdoba marchó a través de Luxemburgo y el dificultoso terreno de las Ardenas, y consiguió interceptar a Mansfeld y Brunswick en la frontera de Brabante.2El ejército protestante adelantó tropas que se enfrentaron con exploradores españoles el 27 de agosto, y el 29 encontraron al ejército de Córdoba atrincherado. Córdoba, mucho más débil en caballería, había dispuesto un bloqueo de la posición norte de la ciudad de Mellet, cerca de Fleurus, con flancos abrigados por los bosques. Los comandantes protestantes desplegaron su ejército tratando de romper por la mitad la posición española.
La caballería española estaba compuesta por 53 pequeñas compañías, reunidas en escuadrones ad hoc. En estos había 29 compañías de coraceros y 24 compañías dearcabuceros. Estaban compuestos por reclutas valones y habían actuado pobremente en la batalla de Wimpfen. Por esta razón, Córdoba estaba ciertamente preocupado de los flancos de su ejército.
Por su parte, la infantería española era una mezcla de demostrada calidad: el tercio de Nápoles era una unidad de élite con rastros en la historia desde 1567, salvo su reputación en la batalla de Wimpfen con una excelente actuación, y Córdoba la situó en el puesto de honor a la derecha, bloqueando la senda. El regimiento Fugger y el tercio de Verdugo eran también unidades experimentadas, veteranos de la campaña en Bohemia. El resto de las unidades eran tropas de guarnición de baja calidad, movilizadas por Córdoba para completar el frente de batalla.

Según testimonios de la época, la tropa protestante partió de Alsacia con unos 25.000 hombres, pero a causa de la dura marcha y de los campesinos valones, solamente 14.000 llegarían a la batalla.
La caballería protestante era de buena calidad. Muchos de los caballeros eran miembros de la baja nobleza alemana, y la mayoría estaban pesadamente acorazados. La infantería disponía de mucho menos material, estaba pobremente equipada y había sufrido más las vicisitudes de la marcha.
Después de un corto cañoneo, Mansfeld ordenó un avance general. Algunos espacios se abrieron en la infantería alemana, pobremente adiestrada, y De Sylva atacó un flanco desprotegido sirviéndose de un batallón. No obstante, Streiff contraatacó, la caballería valona equivocó el paso y sufrió un considerable daño por las armas de fuego del enemigo. La caballería de De Sylva se refugió detrás de los carros de equipaje, mientras Streiff volvía sobre la infantería española, sin demasiado éxito.
En el lado derecho protestante, Brunswick había enviado a la casi totalidad de su caballería, el despliegue de Córdoba hizo imposible flanquear su posición, pero Brunswick esperaba destrozar la formación española con un asalto total y frontal. La primera carga fue rechazada por la caballería de Gauchier, pero Brunswick ordenó una segunda carga. La primera línea fue rechazada de nuevo, pero la segunda línea consiguió acorralar a la caballería valona. Brunswick se centró entonces en la infantería española, pero su infantería fracasó al intentar soportar la embestida de estos, el Tercio de Nápoles aguantó su posición, y los mosqueteros agazapados en los árboles comenzaron a disparar a la caballería protestante, que empezó a desordenarse. En una desesperada carga final, Brunswick resultó herido, y su caballería, desmoralizada, cayó al final. Después de cinco horas de lucha, Mansfeld ordenó la retirada. Era mediodía e intentó tomar el camino hacia Lieja en torno a Fernández de Córdoba para alcanzar Breda.


El ejército español estaba ya demasiado cansado para seguir al enemigo en retirada. No obstante, al siguiente día, Córdoba envió a Gauchier con la caballería, que encontró al ejército protestante apeado a lo largo del camino. La caballería protestante huyó sin participar en demasiadas luchas, dejando a la infantería a su suerte. Sin posibilidad de desplegar una posición de defensa, la infantería alemana fue aniquilada. Gauchier también capturó la artillería y el equipaje del ejército.
Lo que quedaba de Brunswick y Mansfeld, unos 3000 efectivos de caballería, se unió finalmente al ejército holandés en Breda después de dar un rodeo. Spínola estuvo obligado a abandonar el sitio de Bergen-op-Zoom, pero la plaza no suponía ya un riesgo, de modo que lo hizo con gusto.
Brunswick y Mansfeld sólo sirvieron tres días al ejército holandés, sus tropas revoltosas e indisciplinadas no tenían sitio en el ejército rebelde de las Provincias. Mientras tanto, el ejército del Conde de Tilly invadió fácilmente el Palatinado.


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